martes, 6 de agosto de 2013

Age quod ages.

                            

“Haz lo que haces”. Es algo que tenemos que repetir demasiadas veces. Demasiados planes por empezar, demasiadas ideas sin concretar...nada en marcha. Nos perdemos en divagaciones sobre lo que queremos, lo que merecemos, cómo conseguirlo, a quién acudir, qué medios emplear…nos perdemos en los detalles y no alcanzamos el verdadero fin, lo importante.

Planeamos incluso cuántas veces respiraremos, cuántos pasos daremos, y nos aseguramos que no nos saldremos del camino marcado por nosotros mismos aunque sepamos que no será así.

Olvidamos la esencia de lo que nos ha llevado a planear todo eso, perdemos el norte, y eso es lo que nos hace caer.

Aceptamos consejos de muchos, cuando son menos de la mitad los que realmente nos ayudarán. Consejos de infinitos tipos de personas. De quienes siguen sus palabras. De quienes intentan seguirlas. De quienes desearían hacerlo. Y hasta de quienes ni siquiera piensan lo que dicen y acaban convirtiéndose en adversarios de sus propias palabras.
Y cuando queremos darnos cuenta…cuando queremos darnos cuenta estamos haciendo todo lo contrario para alcanzar esa meta. Lo sabes y lo sé. Y no sólo ha ocurrido una vez.
Caeremos. Caeremos una, dos, tres, veinticinco, ochenta veces. Pero para poder caer una segunda, y una tercera, primero hay que levantarse, y con cada esfuerzo por levantarnos aprendemos una breve regla de los millones que hay. Y cuando vuelva a presentársenos el mismo problema, es decisión nuestra aplicar lo aprendido o volver a errar.

Podemos hacernos las víctimas, queriendo o no, y decir que no podemos más, que todo es horrible y que no merecemos esto, pero ya lo dijo Heráclito…"panta rei". Todo pasa. Al poco tiempo, sin darnos cuenta siquiera, ya nos habremos levantado y habremos aprendido algo más, útil o no.

No todo lo que nos pase será bueno, ni bonito, ni agradable de recordar, pero esa es la magia, lo que incita a continuar, el mejorar, el descubrir.


Así que tómalo como un reto, como algo inherente a existir o como una tortura, pero es mejor sentir dolor que ignorar que ésto se acabará y que no hemos sabido disfrutar de los buenos ni de los malos momentos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario